sábado, 5 de mayo de 2012

CAJAMARCA LA BELLA

CAJAMARCA LA BELLA

Más allá del conflicto


Por Víctor Corcuera Cueva



A causa de circunstancias del destino llegué a Cajamarca el mismo día que mi ancestro, el abuelo Celso Cueva, partía a la eternidad. Él nació en el distrito de Namora, a las orillas de la Laguna San Nicolás, ya hace 104 años. En las últimas conversaciones que tuvimos, él añoraba siempre su Cajamarca, de valles fértiles, su queso mantecoso, lagunas límpidas y su “matarina” que tanto amaba y que tuve el placer de escucharlo cantar veinte años atrás. Motivado por sus relatos, enrumbe hacia Cajamarca, mientras él migraba al mundo de los ancestros.


Llegue a Cajamarca desde Cajabamba, estando antes por Huamachuco. Creí que encontraría una ciudad violenta, debido al tema del conflicto social ocasionado por la Minera Yanacocha y su proyecto de Minas Conga. Pero no, al contrario, encontré una ciudad pacifica, con un clima hermoso y agradable, tanto así que las últimas lluvias de abril las disfrute. Algunos policías en las esquinas, como en la ciudad de Trujillo, sin embargo mucha circulación de camionetas 4X4. En ningún momento me sentí en inseguridad, sino por el contrario, contento de haber llegado a mis orígenes.


¡Quería sumergirme en el canal del Cumbemayo, en los acontecimientos históricos, tomar un baño en las aguas termales, saborear ese delicioso queso cajamarquino acompañado de su taza de chocolate, escuchar sus coplas, sus contrapuntos y bailar como un mamarracho a ritmo de quena, guitarra y tambor para terminar comiendo una aromática sopa verde! Mi abuelo había partido  y solo esas simples cosas quería disfrutar. Felizmente me encontré con mi paisano Cajamarquino, el Sub Oficial Superior PNP, Juan Carlos Pilcón Caro. El, en calidad de Guía Oficial de Turismo, supo transmitir la belleza integral de nuestra Cajamarca. De sus explicaciones, pude constatar que Cajamarca tiene en realidad un potencial único y ventajoso en el marco turístico en relación a otras Regiones del Perú.


Caminando dentro del bosque lítico de Cumbemayo, tuve la sensación de realizar un viaje a una dimensión de paisajes surrealistas, de un mundo de seres gigantescos. Ballenas nadando en las sotanas de frailes, camellos y ranas en procesión, formas bien pronunciadas que evocan a la fertilidad andina; son algunas de las imágenes que danzaban en este paraje sagrado. Desde este bosque uno puede bajar siguiendo los caminos de herradura, teniendo la oportunidad para conversar con los lugareños en medio de un lugar privilegiado para admirar la ciudad de Cajamarca desde lo alto. Por motivos de tiempo, regrese en auto, desde el cual también se distingue el paisaje desde otra perspectiva. Por la tarde un delicioso cuy frito seria el almuerzo. Desde niño, mis abuelos me enseñaron la técnica para comer un cuy, porque en realidad hay que tener técnica, donde los dedos toman protagonismo. Después de este exquisito potaje la visita continuaría hacia la Necrópolis de Otuzco que parecen como ventanillas talladas en la roca volcánica. Es allí donde sentí el respeto por las prácticas funerarias de nuestros antepasados, el mejor lugar para ser enterrado: en la roca madre. Durante el trayecto entre la Necrópolis de Otuzco y Cajamarca, tuve la impresión de que a ambos lados de la carretera había un mar de pastizales, donde en vez de embarcaciones, eran las vacas que nadaban locas de alegría entre sus pastos.


Al siguiente día, el colega Juan Carlos Pilcón, se encargaría de cerrar con broche de oro mi estadía en Cajamarca. La visita comenzó desde el mirador de la ciudad: el cerro Santa Apolonia. Entre relatos que trataron desde los inicios de los invasores castellanos pasando por las órdenes religiosas que se instalaron en la ciudad, hasta el gran problema latente de hoy en día: la actividad aurífera; me percate del gran potencial turístico que tiene Cajamarca y de los impactos económicos y sociales que generaría.


En conversaciones con Juan Carlos Pilcón (hijo) quien es también Guía de Turismo, me comentó que el mercado turístico nacional ha tenido una baja debido a la mala imagen que genera la desinformación de la prensa con respecto al conflicto social.

    - “La gente piensa que Cajamarca es una ciudad violenta en insegura, lo    cual es totalmente falso”


Pienso que el único “riesgo” que los visitantes pueden corren en Cajamarca es el de terminar bailando como mamarrachos, no fue mi caso por falta de tiempo. A esta Región la naturaleza la ha bendecido con una geografía que plácidamente invita a los viajeros a recorrerla a pie, en bicicleta o en automóvil. Falta aun mucho por hacer para consolidar el producto turístico, pero tiene lo esencial que cualquier ser humano necesita para evadirse: su naturaleza.


Gracias a sus cabeceras de cuenca y su producción agropecuaria, Cajamarca podría convertirse en el mejor referente nacional de turismo de naturaleza. No soy el indicado para dar la formula, pero estoy seguro que el turismo, como actividad socio económica y por su característica de actividad transversal, será para Cajamarca una vía saludable de desarrollo sostenible.


Agradezco sinceramente a Juan Carlos Pilcón (hijo) por su hospitalidad, así como también a su padre que con simpatía y esa dignidad inherente de Cajamarquino, supo transmitir el amor que él siente por Cajamarca, como mi abuelo lo hizo con sus hijos.

A continuación algunas imágenes de este viaje encantador.

Cordialmente:

Víctor Corcuera Cueva

Guía de Turismo.


Vista desde la plaza de armas de Cajamarca.
 Camino a Cumbemayo, vista de la colina Santa Apolonia y la ciudad de Cajamarca.
 Servicios higiénicos del museo de sitio de Cumbemayo.
 Bosque lítico y complejo arqueológico Cumbemayo.

 Culto al agua. Canal del Cumbemayo.

 Las vacas y sus patas.
 Complejo arqueológico “Necrópolis de Otuzco”.
 Iglesia San Francisco.
 Fuentes termales “Los baños del inca”. 
 Los balcones típicos de los andes peruanos.
 La resistencia del pueblo cajamarquino.

 Museo arqueológico de Cajamarca, ubicado en el antiguo hospital de varones.
 Pintura que evoca la hecatombe que marco el inicio del Perú actual. De autoría de Camilo Blas, ubicado en el cuarto de la estafa, perdón del “rescate” del Inca.
Amanecer en el sitio arqueológico de Kuntur Wassi, Provincia de San Pablo. Esto ya es parte de otra crónica.
Texto y fotografías: 
Víctor Corcuera Cueva.
Interpretación del Patrimonio.
949939064
peruguide@gmail.com 
Trujillo el 05 de mayo del 2012.

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